viernes, 29 de enero de 2010

Quienes somos

“Cuando más cerca del psicoanálisis divertido estemos, más cerca estaremos del verdadero psicoanálisis...( )
...Regocijémosnos pues aún hacemos psicoanálisis.” (Jacques Lacan, Seminario Los Escritos Tecnicos de Freud)

Es así que guiados en aquel sentido y comprometidos con el Psicoanálisis desde una lectura freudolacaniana, nosotros como un grupo de psicólogos y psicoanalistas que se reúnen para ponerse en contacto con las diversas disciplinas, dentro de la cuales el Psicoanálisis, desde su lugar sin lugar, singular, tiene su decir, nos agrupamos con el fin de:

A) AREA CLINICA: Psicoanálisis y Psicoterapia psicoanalítica.
i) Ofrecer al público intervenciones con dirección de cura psicoanalítica, en sesiones presenciales.
ii) Mediante el uso de medios de comunicación vía Internet y eventualmente otros.

B) INVESTIGACION
i) Investigar el inconsciente;
ii) Descifrar textos literarios, filosóficos, fílmicos, de las formas del arte en general, según claves del discurso psicoanalítico. Esto con el propósito de abrir significaciones y producir los efectos sociales de la verdad develada. Un modo de mantener vivo el efecto de la palabra sobre lo real.
iii) Utilizar, analizar, referirnos a todos los puntos que no hemos dicho aquí, y que en el futuro habremos de considerar como válidos para nuestro quehacer de agrupación.
iv) En este punto recordando a Borges, incluiremos el estudio del Catálogo de todos los catálogos que no se incluyen a si mismos. E invitamos a investigar con nosotros a quien lea este punto, que nos diga si dicho Catálogo se incluye en el Catálogo o no.
C. Transmisión, propagación y difusión de la ética psicoanalítica y de sus herramientas de desciframiento.
i) Discutir y examinar con legos y profesionales los hallazgos psicoanalíticos y sus alcances;
ii) Criticar los discursos que rechazan de si el sujeto, ya sea en filosofía, en la cura psíquica o en ciencias;
iii) Transmitir la onda de saber y lenguaje psicoanalítico que iniciara Freud y retomara en otro ciclo Jacques Lacan; considerando lo que sabemos hoy : que esa onda transforma el medio social por el que se propaga.
iv) Intentar nuevos paradigmas del habla, la palabra y el inconsciente que abran perspectivas en Arte y Ciencia, explotando la potencia latente y radioactiva del lenguaje y su metáfora. Esto como respuesta adecuada a la Deidad Ciencia, aquella que pretende la eliminación de la subjetividad y de su buen nombre y decir.
¿Quiénes somos nosotros?: Los que hablamos así.
Pablo Grosz

Si la revolución de Freud permite la entrada en escena al inconsciente problematizando la certeza del sujeto cartesiano, no es con la intención de hacerlo desaparecer, sino para desplegar la creación y recreación de una serie de nuevas preguntas desde una nueva perspectiva antes no divisada, desde una dimensión a otra, lugar donde el psicoanálisis descubre la voz de un nuevo sujeto y el dominio de una particular forma de realizarse el saber.
Osvaldo Silva.

La saga desarrollada por Freud, junto a otros pensadores de la talla de Marx y Nietzsche -denominados escuela de la sospecha- se inscribe en una genealogía de creación y liberación humana. Es así como han continuado el camino de romper los mitos que atan la mente humana a formas de pensar, sentir y actuar enajenadas de su devenir histórico, social, cultural y personal. Este camino de reflexión crítica -continuado por Lacan- nos invita a pensar colectivamente y es también la invitación que hacemos como APLFreud a todos aquellos que deseen colaborar en este proyecto.
Sergio Meza

Integrantes: APL<> Sigmund Freud:
Pablo Grosz S.
Psicólogo U. Católica.
Magister en Filosofía Mención Metafísica (c) U. Chile
Acreditación Psicólogo ClínicoPsicoanalista
Osvaldo Silva
Psicólogo U. Bolivariana.
Magister Psicología Clínica Mención Psicoanálisis (c) U. D. Portales
Sergio Meza Ortiz
O. Sociólogo U. Chile.
Psicólogo U. Bolivariana

Psicoanálisis y psicoterapias de orientación analítica. Autor: Sergio Meza O.

Presentación. Tesina, Licenciatura en Psicología.

Para iniciar comenzaremos con el relato de tres acontecimientos. Primero. Durante el año 2006 se conmemoraron 150 años del natalicio de Sigmund Freud. Importante fecha para el ámbito psicoanalítico y de la cultura en general. Sin embargo, es interesante considerar que a diferencia de las celebraciones del centenario, realizadas en 1956, esta vez la festividad fue más sobria y modesta. Incluso da la impresión que el psicoanálisis hubiera “pasado de moda” y quedase reducido a círculos de especialistas, pero más bien alejado de la cultura popular. Es un hecho que da qué pensar. Un dato para la causa. En 1956 se realizaron en todo el mundo importantes debates acerca de la actualidad del pensamiento freudiano y su legado. Uno de ellos fue recopilado por T. Adorno y W. Dirks para las Universidades de Frankfurt y Heidelberg. En estos debates participaron autores de la talla de M. Horkheimer, H. Marcuse, P. Ricoeur, E. Erickson, R. Spitz, M. Balint, E. Krapt, F. Alexander, A. Freud, L. Binswanger, H. Zullinger entre otros. ¿Hemos tenido ahora seminarios para plantear la vigencia y actualidad del pensamiento freudiano con una amplitud de filósofos, sociólogos, psicólogos, psiquiatras como aquellos? Incluso actualmente algunos autores “psicoanalistas”, generalmente del ámbito norteamericano, dentro del contexto de todas las crisis posmodernas hablan también de la “crisis del psicoanálisis”. Y ante esta crisis vuelven los ojos a las psicoterapias de orientación psicoanalítica. Lo más significativo es que este argumento fue planteado, nada más y nada menos, por uno de los expresidentes de la International Psychoanalytical Association (IPA), Robert Wallerstein (1997).

El segundo acontecimiento se refiere al relato de una anécdota. En parte de su correspondencia, Karl Abraham le pregunta a Freud, no sin dejo de admiración hacia el maestro, ¿cómo hace para escribir y además tener tiempo para atender a sus pacientes? Ante lo cual él responde, casi en tono de confesión: “es muy simple: tengo que descansar del psicoanálisis mediante el trabajo, de lo contrario no podría soportarlo” (citado en Hornstein, 1993:23). Esto nos faculta suponer que, en cierto sentido, el ejercicio de la escritura permite escapar de esa prisión de certezas y ambigüedades que se puede constituir la práctica clínica. Permite alejarse, mirar el bosque, abstraer y teorizar.

Tercer hecho. En Francia el año 2003 el entonces vicepresidente de la Unión por un Movimiento Popular, (UMP, coalición de centro-derecha creada el 2002 para dar apoyo a la candidatura presidencial de J. Chirac), M. Bernard Accoyer presentó a la Cámara de Diputados una enmienda de la Ley de Salud Pública en pos de reglamentar el ejercicio de las psicoterapias y del psicoanálisis. Este hecho generó una serie de movimientos de protestas desde los psicoanalistas y nuevas disposiciones por parte del Ministerio de Salud francés. Entonces, sin lugar a dudas, este ha sido un tema bastante debatido y contingente, en especial en la actualidad europea. Pero, ¿qué pasa en nuestro país?

La intención de la presente tesina es proponer una reflexión centrada en nuestra realidad. Su propósito es discutir en torno a la relación entre psicoanálisis & psicoterapias de orientación psicoanalítica. Polémica relación, sin lugar a dudas, la que ha sido latamente debatida a lo largo de años y décadas. Y precisamente por eso, a medida que hemos profundizado en el tema, han aparecido sus complejidades, los múltiples entrecruzamientos teóricos-técnicos producidos a lo largo de la historia, y, por lo tanto, de sus variadas posibilidades de estudio. Lo interesante de este proceso de investigación es que, mientras ahondamos en el examen de las distintas alternativas de psicoterapia de orientación psicoanalítica, también comprendimos que se trata de un tema dentro de otro más abarcativo. Es decir, la relación entre psicoanálisis y la psicoterapia en general. Por ello que comenzaremos con este tema.

En este sentido consideramos necesario iniciar planteando algunas declaraciones de principios respecto a las principales orientaciones y opciones que sustentan el enfoque de análisis de la tesina.

Primera opción. Pensamos que es incorrecto plantear el estudio de la relación entre psicoanálisis & psicoterapia psicoanalítica a secas, en abstracto y desde allí sacar conclusiones, como si ambos términos fueran unívocos. Sino que es más riguroso señalar que el encuadre de la reflexión intenta mostrar un campo problemático de fuerzas, que es amplio y dinámico. Esto implica tratar de dar cuenta de las distintas formas de abordaje y trazar un mapa de posiciones sobre el tema. Ya que –según nuestro punto de vista- desde el enfrentamiento de estos diferentes posicionamientos se puede explicar toda la fundamentación retórica -teórica y técnica- de las psicoterapias psicoanalíticas, su relación con el psicoanálisis y su legalidad. Ya que cada una argumenta su legitimidad, pero lo hace desde una posición que está en discusión con otras.

En concreto, nuestra hipótesis de trabajo es la siguiente: Básicamente, existen tres formas posibles desde las cuales puede ser analizado la relación entre psicoanálisis y psicoterapia de orientación psicoanalítica.

[1] Quienes argumentan que no existe el psicoanálisis, sino que existen los psicoanálisis y desde alguna de esas escuelas, (específicamente, la Escuela de Chicago, la Escuela de Nueva York, la Psicología del Yo) se fue produciendo un paso, una especie de evolución, un desarrollo hacia los distintos modelos de las psicoterapias de orientación analítica. Quienes sostienen esta posición, generalmente, argumentan que es necesario y posible realizar una clara demarcación entre los tipos de psicoanálisis y los distintos modelos de psicoterapia psicoanalítica siendo ambas prácticas igualmente legítimas.
[2] Por otro lado, se encuentran quienes argumentan que no existen distintos tipos de psicoanálisis, sino que existe sólo un psicoanálisis, el psicoanálisis freudiano, desarrollado legítimamente en algunas orientaciones que no se desvían de los principios fundamentales propuestos por Freud. Por lo tanto, desde esta perspectiva no existen tipos de psicoanálisis ni tampoco existe un paso legítimo del psicoanálisis hacia múltiples modelos de psicoterapia. Estos autores también proclaman que es necesaria y posible una clara demarcación entre el psicoanálisis y estas formas de psicoterapia. Ya que psicoanálisis y psicoterapias se diferencian radicalmente y, desde este punto de vista, la expresión “hago terapia de orientación psicoanalítica”, es una contradicción lógica, porque se mueven en coordenadas diferentes.
[3] Finalmente, quienes sostienen de que no es posible realizar una demarcación radical entre psicoanálisis & psicoterapia psicoanalítica, sino que más bien la práctica psicoanalítica es una especie de abanico o arco iris en donde en un polo estaría ubicado el psicoanálisis más clásico y en el otro polo estarían ubicadas las formas de psicoterapias breves de orientación psicoanalítica más heterodoxas. Por ello, es imposible la delimitación siendo consideradas todas las prácticas como igualmente legítimas.

Lo interesante de estas distintas posturas es que tienen consecuencias y efectos en varios ámbitos, no sólo clínicos, sino también epistemológicos, políticos, éticos, entre otros. Es decir, considerar que existe una evolución legítima desde algunas escuelas de psicoanálisis hacia modelos de psicoterapias de orientación psicoanalítica es muy diferente a considerar que éstas son una derivación de la desviación. Por eso, y en base a esta categorización, consideramos fundamental realizar un esfuerzo de delimitación conceptual entre (el o los) psicoanálisis y la(s) terapia(s) de orientación analítica. Señalando criterios de legitimidad de ambas praxis.

Segunda opción. En función de lo planteado, el enfoque de la tesina no es realizar una reseña de cada uno de los modelos de psicoterapia de orientación analítica y su relación con el (los) psicoanálisis. Trabajo que nos excede, pues implicaría considerar a una innumerable cantidad de autores, teorías y conceptos que las fundamentan. Así como tampoco se realizará sólo una enumeración descriptiva de las diferencias y semejanzas entre psicoanálisis & las psicoterapias psicoanalíticas, labor que por lo demás ya ha sido realizada en varias ocasiones (e.g., Pinkus, 1984; Knobel, 1987; Florenzano, 1991; Braier, 1999). Puesto que, según nuestro punto de vista, este análisis no es del todo correcto, porque no señala contra qué tipo de psicoanálisis se contrasta a estos modelos de psicoterapia de orientación analítica.

También queremos dejar claro que no deseamos entrar en el estudio de la relación entre el psicoanálisis y otras formas de psicoterapias, como por ejemplo, la conductista, cognitiva, cognitiva conductual, sistémica, humanista, etc. Conocemos también que existe una amplia propagación de modelos de psicoterapia breve, dentro de la terapia sistémica. A pesar de que algunos fueron desarrollados por autores influidos por conceptos psicoanalíticos, por ejemplo Murray Bowen -quien estudió psicoanálisis en la Fundación Menninger- no podemos ampliar la exposición hasta ellos, ya que -como es obvio- el análisis se extendería más de la cuenta y se saldría de los marcos y objetivos propuestos en la tesina.

Tercera opción. La siguiente orientación del trabajo consiste en ubicar el tema dentro de un marco histórico mayor. Pensamos que este contexto histórico nos permite comprender los distintos posicionamientos, como síntomas de una época, ya que el marco interpretativo de los distintos autores está condicionado, en gran medida por su ubicación dentro de un marco histórico y cultural. Y dentro de este encuadre histórico hemos considerado algunos hitos teóricos y técnicos como fundamentales para entender el paso (legítimo) o la desviación (espuria) del psicoanálisis a la implantación y desarrollo de diferentes modelos de psicoterapia psicoanalítica. Por ende, y siguiendo esta línea argumentativa, nos parece interesante realizar una investigación que apunte a develar de dónde proviene la conmutación psicoanálisis/psicoterapia psicoanalítica. Es decir, cuáles son los fundamentos teóricos, ubicados históricamente, de esta bifurcación técnica.

Desde allí es posible ilustrar cómo las ideas fuerza de las distintas escuelas de psicoanálisis y los variados modelos de psicoterapia psicoanalítica han intentado dar una respuesta (¿legítima o ilegítima?; ¿correcta o incorrecta?; ¿pertinente o impertinente?) a aspectos complejos y debatidos de la práctica psicoanalítica. En ese sentido es posible de utilizar metodológicamente como un analizador de la historia y de la actualidad del movimiento psicoanalítico. Aspectos de estas cuestiones fueron plantados por el propio Freud y por sus continuadores y siguen siendo motivos de debates el día de hoy. Ello obliga a realizar una mirada histórica que revise los cimientos de la técnica analítica desde Freud hasta el presente. Como señala Hornstein (1993), “abarcar una historia no es tomar partido por una estructura inmutable ni por un caos de acontecimientos aleatorios: es entender tanto lo que permanece como lo que cambia. Las coherencias lo son en tanto pueden resistir a los acontecimientos” (p.11). Álgido tema, ya que la coherencia la pone el narrador sumando lagunas históricas.

Ahora bien, dentro de este devenir histórico -denominado por algunos autores como “teoría de la técnica”- hemos señalado algunas etapas y dentro de ellas ciertos hitos que nos parecen relevantes para entender el camino del psicoanálisis hacia las psicoterapias de orientación psicoanalítica. En consecuencia, reconocemos cuatro etapas, con algunos de sus hitos respectivos:

[1] Primera etapa, los desarrollos técnicos de propio Freud.
[2] Segunda etapa, los aportes técnicos de los postfreudianos. Hitos teóricos relevantes de esta etapa son: la técnica activa de S. Ferenczi y O. Rank; la experiencia emocional correctiva de F. Alexander y T. French (Escuela de Chicago), donde se comienza a hablar de psicoterapia de orientación analítica y los planteos de la Psicología del Yo (Escuela de Nueva York).
[3] Tercera etapa, la formalización y demarcación de la técnica. Hitos relevantes de esta etapa son: a partir de la década de los ’50 se comienza a hablar por parte de la IPA de técnica clásica o cura tipo; se desarrolla la investigación en psicoterapia psicoanalítica de Malan y Balint (Escuela inglesa); existe el aporte latinoamericano sobre el tema (Kesselman, Fiorini, Goldenberg, Braier, etc.). La excomunión de Lacan y sus disputas con la Psicología del Yo.
[4] Cuarta etapa, la polémica actual. Hitos relevantes de esta etapa son: la flexibilidad técnica de la IPA y la polémica entre el psicoanálisis aplicado (lacaniano) v/s la psicoterapia breve de orientación analítica.

Recapitulando. En la Parte I, nos interesa dar cuenta de un campo temático revisando los postulados y problemáticas del psicoanálisis, la psicoterapia; la psicoterapia de orientación analítica y la psicoterapia psicoanalítica breve, hasta llegar a plantear una propuesta de 3 posturas sobre la relación psicoanálisis & psicoterapia psicoanalítica. En la Parte II, se realizará la revisión de las distintas etapas de la técnica psicoanalítica para poder reconocer donde están los fundamentos teóricos de las psicoterapias de orientación analítica.

Como esperamos vaya quedando claro, lo que deseamos realizar es dar la voz a las distintas posiciones, para poder interrogarlas, tratando de conocer sus puntos de vista, sus argumentos internos, enunciar los lugares de conflicto y los posicionamientos. Es decir, no pretendemos aún tomar postura, definiendo a priori una orientación como más válida, correcta o legítima. Eso lo dejamos para los lectores. Nosotros nos abstendremos al menos hasta el momento de la discusión y las conclusiones, donde daremos cuenta de nuestra opinión sobre el problema y tomaremos postura, tratando de visibilizar las tensiones, las preguntas no contestadas y las consecuencias de tomar partido por uno u otro punto de vista.

Como enunciaba G. Bachelard (1948/1972) “ante todo es necesario saber plantear los problemas. (...). Si no hubo pregunta, no puede haber conocimiento científico. Nada es espontáneo. Nada es dado. Todo se construye” (p.32); invitándonos a romper los obstáculos epistemológicos que impiden el conocimiento científico. No disecamos con cuchillos, señalaba, por su parte, Lacan (1953-1954) en la Apertura al Seminario I, sino con conceptos, los cuales “poseen su orden original de realidad” (p.12). Por tanto, la pregunta de investigación de la presente tesina es: ¿cuáles han sido las distintas formas de abordaje que ha tenido la disyuntiva psicoanálisis y psicoterapia psicoanalítica? Para dar respuesta a esta interrogante se hace necesario plantear algunos objetivos:
[a] Estudiar la relación entre psicoanálisis y las psicoterapias psicoanalíticas, identificando las diferentes posturas que se han propuesto al respecto y sus argumentos internos.
[b] Ubicar la evolución de la técnica psicoanalítica en su contexto histórico institucional, identificando distintas etapas desde el psicoanálisis freudiano hasta las modalidades de psicoterapia de orientación analítica contemporáneas.
[c] Revisar cuál es la fundamentación teórica y técnica de las psicoterapias breves de orientación psicoanalítica.

Una vez planteado el problema de investigación y sus objetivos, consideramos oportuno señalar la motivación y relevancia del tema. Ésta surge a partir de la práctica terapéutica dentro de un Equipo de Salud Mental en un consultorio de un sector urbano-popular. Es un hecho que llama la atención –y, al parecer, propio del desarrollo de las sociedades contemporáneas- que los programas de salud mental ocupan un lugar cada vez más importante dentro de los planes de salud pública. Como lo señala A. Aroca (2006), en Chile existe un período que se extiende desde 1852 -con la apertura de la Casa de Locos de Yungay- hasta la década de 1980, donde el objetivo principal de la salud pública fue el aumento de la cobertura hospitalaria de la población. Este énfasis cambió a partir de los ’90 con los gobiernos de la Concertación, y especialmente a partir de 1993, cuando comienza a ponerse en acción el Plan Nacional de Salud Mental y Psiquiatría en el que se señala:
Los cambios demográficos, la efectividad y cobertura de los sistemas de salud, el deterioro del medio ambiente y, sin duda, las condiciones de la vida moderna, especialmente en las grandes ciudades, son algunos de los factores asociados al hecho de que las enfermedades mentales hayan llegado a ser - junto a los accidentes y las enfermedades crónicas – uno de los grandes desafíos sanitarios para las próximas décadas. (2000, Introducción, Párr.1)

En este contexto, los equipos de salud mental, conformados por duplas psicosociales, son expuestos a una creciente demanda de atención, que le ha ido otorgando un progresivo protagonismo al trabajo de los(as) psicólogos(as). Sin embargo, junto con esta inserción y crecimiento en la demanda psicoterapéutica, también se ha producido desde la década de los ‘90 una modificación en la evaluación de las alternativas de salud (Brodsky, 2006). Se trata de lo que se ha denominado el paradigma de la Medicina basada en la evidencia, el cual centra su foco fundamentalmente en la medición de la eficacia, instalando como nunca antes la preocupación por la relación costo-beneficio y la efectividad de las alternativas terapéuticas. Este modelo que ha recibido críticas sustanciosas (e.g., Ortega y Cayuela, 2002) se basa en 3 fundamentos: mundialización de la información; sustitución de la creencia por la prueba e introducción de la complejidad de las variables a considerar para una decisión correcta (Brodsky, 2006).

Lo que nos interesa recalcar es que este paradigma tiene una influencia directa en la práctica terapéutica de los equipos de salud mental. Ahora a los psicólogos se les exige la invocación a un saber establecido que funciona como garante de su praxis, en donde se hace indispensable el uso de manuales de diagnóstico y de tratamiento (DSM, CIE), mientras que el proceso de toma de decisiones sobre los pacientes queda reducido a un mecanismo tecnocrático. Y es en esta búsqueda de alternativas de tratamiento acordes a las exigencias del medio, en donde la opción por psicoterapias breves toma fuerza. Es decir, tratamientos limitados en el tiempo, por tanto, más baratos y posibles de evaluar cuantitativamente. Es por esto, que consideramos relevante para la disciplina analizar cuáles son las bases teóricas y técnicas de las psicoterapias breves de orientación analítica, las cuales son ocupadas sin mucha reflexión y, muchas veces, de forma bastante mecánica en los organismos de salud pública.

Lo cierto es que el ámbito de la salud mental y la terapéutica es todo un campo inmenso que da pie a la posibilidad de innumerables análisis. Esta investigación comienza desde este ámbito, porque es este el contexto donde se desarrollan las psicoterapias breves y, más puntualmente, las psicoterapias breves de orientación analítica. Ese fue el punto de partida del estudio y se espera que también sea el punto de llegada en la discusión final.

Matrix: Los tiempos del inconsciente. Autor: Osvaldo Silva

“Todos los psicoanalistas saben que lo inconsciente
no conoce el tiempo ni la contradicción,
que lo inconsciente no es el pasado, ni la infancia,
y menos aún la memoria…
…¿Existe lo inconsciente?
Estos interrogantes jamás cesaron de acosar a Freud.

Desde cierto punto de vista toda la teoría freudiana,
e incluso lacaniana,
es una inmensa respuesta que no alcanza a concluir.”

(J.D. Nasio. “El inconsciente es un nudo
entre analista y paciente”)



Sin duda el estreno en sociedad de su concepto de inconsciente, lanza a Freud hacia una fama inminente a pesar, incluso, de todo el revuelo que provoca al interior de una Viena victoriana y escandalizada que cierra los ojos y trata de dar vuelta el rostro ante el impertinente que se atreve a hablar sobre temas tan ajenos al buen gusto de la época.

Aún así Freud insiste dando muestras de aquella perseverancia y pasión parecida a la que muestran algunos personajes que de pronto se dan cuenta que inesperadamente se han topado con algo tan novedoso y tan importante que apenas dudan en poner sus vidas al servicio de lo que con certeza creen un nuevo mundo por descubrir, que apuestan todo su esfuerzo en seguir hasta el otro lado con la profunda convicción de encontrar un nuevo paso hacia las indias.

De este modo Freud se topa con este fenómeno en el trabajo con sus pacientes histéricas. Fenómeno que no puede hacer un lado y que insistirá en aparecer una y otra vez dentro de su práctica clínica. Entonces lo que podría parecer un obstáculo, un elemento que debe ser erradicado, para él se vuelve una experiencia sobre la cual se hace necesario teorizar. Y lo hace rigurosamente, paso a paso, avanzando, retrocediendo, volviendo adelante, deslizándose por vías paralelas, en un movimiento continuo que tiene tanto de método que posteriormente será la marca que acompañará la nueva disciplina que ya inaugura.

Pero primero hay que dar vida al concepto, hacer existir el inconsciente del cual el psicoanálisis hará su objeto de estudio. Y en ese intento pareciera ser que se enmarca su texto sobre la interpretación de los sueños. Texto inaugural porque introduce una visión nueva sobre el uso que se había hecho hasta entonces de este concepto. Al modo de una especie de avant premier que pretende crear cierta atmósfera antes de su estreno masivo. Aún así el público se estremece y la crítica no lo trata tan bien. Las salas se mantienen casi vacías y uno que otro cinéfilo adicto al cine B conforman su escaso, pero interesado público. Hará falta que pase algún tiempo para que la situación cambie y la inversión se recupere.

Hay que considerar que la escena en que aparece La Interpretación de los Sueños se encuentra teñida por el positivismo y la psicología experimental y que dar un vuelco copernicano difícilmente puede pasar sin que se levante polvo, sin que surja ninguna oposición, sin que se hieran ciertas susceptibilidades.

Si la conciencia es desplazada de su lugar central en el destino de nuestras vidas, justamente en una época que cree fielmente en la luz y la claridad que otorga la razón, hay que asumir que más de alguien resultará afectado con el rumor.

Freud viene a romper la rutina de sus contemporáneos.

Enfatizo el contexto histórico dentro del cual Freud realiza su propuesta con el propósito de introducir la idea de que su concepto de inconsciente recorrerá cierto itinerario teórico que hará modificaciones importantes en su conceptualización y reconceptualización. Y no exclusivamente en Freud como inserto en la modernidad, sino que también en Lacan que con su inconsciente estructurado como un lenguaje parece promover la entrada del inconsciente en la posmodernidad. Recorrido que pretende mostrar al inconsciente, como concepto, subordinado a la época dentro de la cual es pensado.

Si para el psicoanálisis el inconsciente no se rige por las leyes del proceso secundario, sino por leyes propias, intemporales, su concepto y la forma de pensarlo necesariamente tiene la marca de una época, la que lo reestrena.

Para ello me valgo de dos analogías rescatadas de Freud, la piedra rosetta y la de la pizarra mágica, para sumarle la referencia que hace Lacan a la banda de moebius y finalizar con la posibilidad de, una vez hecho el recorrido, pensar el film “Matrix” de los hermanos Wachowski, como una posible analogía de continuación. Distintos momentos que suponen nuevos momentos de pensar el inconsciente.

Pero antes…se necesita iniciar el itinerario.


El inconsciente freudiano.

Para Javiera Banderas[1], Freud viene a introducir diferencias significativas en la manera en que la psiquiatría se refería al concepto de inconsciente. Psiquiátricamente hablando se lo consideraba una hipótesis explicativa de la patología mental, pero con un carácter mas bien cognitivo o ligado a una debilidad psíquica heredada, al modo de Janet, dejando de lado toda noción de conflicto y manteniendo la posición privilegiada de la conciencia respecto al inconsciente.

Entonces es con el maestro vienés que el inconsciente es relegado a una región desconocida en nuestra propia geografía desde donde comandaría principalmente nuestro comportamiento global. De este modo la conciencia pasaría a ser solo un evento menor dentro del funcionamiento de esta gran dimensión desconocida y central sobre la cual se va a sustentar toda su teoría del aparato psíquico.

Pero no fue así desde un principio. Es con La Interpretación de los Sueños (1900) que el inconsciente comienza a delinearse. Antes, en la época en que hacía dúo con Breuer, en el tiempo de sus Estudios sobre la Histeria, aún se hablaba de una “conciencia segunda” que explicaba que ciertos recuerdos patógenos se recordaran solo en la situación de hipnosis y no espontáneamente en el relato del paciente.

En este período el inconsciente es considerado solo como una cualidad de ciertas representaciones y solo en términos descriptivos.


Con su trabajo sobre los sueños es que se podría decir que la concepción sobre lo inconsciente comienza a considerarse de forma más amplia como una actividad que implica un sentido dinámico. Lo que implica que sus representaciones no permanecen en estado de pasividad sino que, por el contrario, se encuentran en constante insistencia e incluso pueden manifestarse por medio de sus efectos en la vida psíquica del sujeto.

Entonces el inconsciente deja de ser una mera propiedad de ciertas representaciones o pensamientos y constituye una categoría psíquica con sus propias característica y leyes de funcionamiento. Su artículo sobre Lo Inconsciente pretende dar un panorama de lo que hasta ese momento se había formulado sobre él.

A esta altura tenemos por un lado la actividad consciente, manifiesta, y por otro aquella zona oscura, latente, de la cual no tenemos noticia más que por sus efectos: lapsus, actos fallidos, olvidos, sueños, etc.

También podemos encontrar los ingredientes necesarios para entender una de sus primeras analogías.


La Piedra Rosetta: Los subtítulos de un sueño.

A lo largo de su obra se puede extraer cierta fascinación, aquella que muestra Freud por la arqueología. De hecho él mismo afirma en una de sus cartas a Fliess (21 de diciembre de 1889) respecto de su propio trabajo “Es como si Schiliemann hubiera vuelto a desenterrar una Troya en la que nadie hubiese creído”. Este arqueólogo se había hecho conocido por sus espectaculares descubrimientos en Creta y Grecia basado en el estudio de mitos que resultaron en muchos casos ser verdaderos.

En la misma línea, arqueológicamente hablando, en su Traumdeutung Freud llega a establecer una comparación metafórica del sueño con el jeroglífico mismo: “Pues bien: el sueño es exactamente uno de estos jeroglíficos, y nuestros predecesores en la interpretación onírica han incurrido en la falta de considerar el jeroglífico como una composición pictórica. De este modo no tenía mas remedio que parecerles insensato y sin valor alguno”.

Esta analogía propone una forma de pensar al sueño como una escritura en clave, un mensaje cifrado el cual es posible traducir a un lenguaje primordial donde encontrar la verdad de un deseo secreto.

Esto al modo de Champolion y su piedra rosetta. Una piedra en la que se esconde un enigma escrito en idiomas distintos y para lo cual se necesitó traducir de un lenguaje a otro el edicto escrito en el 196 A.C. por un concilio reunido en Memphis en honor a la coronación de Ptolomeo V. Hecho tan importante que fue necesario plasmarlo en tres idiomas: una versión griega, otra demótica (antigua lengua árabe) y en los misteriosos jeroglíficos egipcios.

De esta forma la solución consistió en descifrar sistemáticamente lo que había detrás de todo ese simbolismo. Rigurosamente paso por paso, símbolo por símbolo. Al modo en que opera Freud compartiendo créditos con Champolión. Partiendo de un mensaje cifrado, un síntoma, un olvido, un titubeo, el analista se embarca en la empresa de traducir lo latente, lo escondido detrás, el significado oculto, de un fenómeno enigmático que refiere siempre a la realización de un deseo sofocado, editado según una escena que se nos escapa.



Esta analogía me parece importante porque entrega un panorama que refleja el modo en que Freud está pensando su teoría en ese instante. No hay que olvidar que él es moderno. En el sentido que participa de una época que apuesta al progreso y que confía en las posibilidades de la razón y, por lo tanto, es dentro de este marco donde se sitúa su obra. Y también es desde ahí donde se puede entender su propuesta acerca de que cada sueño es un mensaje en clave cuyo verdadero sentido se encuentra velado, expresado en imágenes, y ante el cual se hace necesario un trabajo interpretativo para revelarlo. Una verdad que debe ser buscada en este otro lugar a través de una traducción que subtitula aquel deseo inconsciente.

Lugar, verdad y saber como primeras coordenadas para visualizar la formulación que este período especula acerca del inconsciente.


El Block mágico: Expedientes secretos x.

Parece haber total acuerdo en considerar Mas allá del Principio de Placer como un texto con el cual Freud marca una importante reformulación en su itinerario de teorización.

La anterior dicotomía entre pulsiones sexuales y las de autoconservación, con la introducción de una “compulsión a la repetición que se instaura más allá del principio del placer”, es relevada por un nuevo par: Las pulsiones de vida, que incluyen ambas pulsiones de la oposición anterior, y la pulsión de muerte que busca la aniquilación del propio organismo, la vuelta hacia el estado de reposo absoluto. Es decir, alcanzar la muerte como finalidad última de la vida.

Con ello el inconsciente, su dominio, se expande y ya no es posible situarlo como un territorio aislado y claramente demarcado. De aquí la necesidad de Freud por configurar una nueva tópica.

El yo como instancia consciente y pensante es arrojado definitivamente de su papel protagónico y relegado, en esta nueva versión, a un lugar de extra periférico dentro del gran leiv motiv que constituye lo inconsciente.

A mi parecer esta nueva idea del yo como superficie diferenciada de ese gran iceberg desconocido es recogida por Freud en su texto “Notas sobre la pizarra mágica” donde va a teorizar sobre el modo en que registramos los sucesos que recibimos del exterior.

Subrayo exterior porque pienso que si bien en este período el inconsciente se reformula existe aún cierto guiño moderno que refiere a una separación entre interior y exterior. Guiño que Lacan más adelante desmitificará.

Pero estamos aun en 1925 y “hace algún tiempo ha aparecido en el comercio, con el nombre de “pizarra mágica”, un pequeño artificio que promete un mayor rendimiento que la hoja de papel o la pizarra. No pretende ser otra cosa que una pizarra en la que pueden eliminarse los caracteres mediante un cómodo manejo. Pero si uno lo estudia de más cerca, halla una notable concordancia entre su construcción y la de nuestro aparato perceptivo tal como yo lo he supuesto, y se convence de que efectivamente puede ofrecer ambas cosas: una superficie perceptiva siempre dispuesta y huellas duraderas de los caracteres recibidos.”[2]

Entonces nos va a decir que la estructura de este mágico block responde de manera fiel al modo en que nuestro aparato psíquico tramita la función de la percepción. Básicamente el artilugio consta de una lámina de celuloide adherida a un delgado papel que juntos recubren una tablilla de cera. La novedad consiste en que, sin necesidad de usar ninguna clase de tinta, sino que armado de un punzón, es posible escribir sobre la lámina de celuloide apareciendo lo escrito sobre el papel que en ese momento entra en contacto con la cera, agregándose el hecho de que al separar los dos elementos del contacto con la tablilla se borra el escrito y la superficie queda preparada para ser usada de nuevo una y otra vez.

El valor de esta analogía radica, según Freud, en que ella nos brinda una especie de plano topográfico del aparato psíquico. Por un lado esta la lámina sintética y el delgado papel que ésta recubre y, por otro, la tablilla de cera ubicada inmediatamente detrás. Correspondiendo el primero al sistema perceptivo consciente, zona receptora cuya superficie en contacto con el exterior no tiene como función retener ningún tipo de inscripción, y el segundo, la tablilla resinosa del inconsciente donde quedarían grabadas de forma permanente las huellas mnémicas, marcas estables producto del proceso de escritura-percepción que solo serían reveladas, legibles, “con una iluminación adecuada”.[3]

“Iluminación” que quedaría a cargo de un analista moderno, ilustrado, el cual comprometido con la solución del enigma que se le plantea en la superficie, se empeñaría en rescatar desde aquella zona interior, profunda, resinosa e insinuada discretamente, la verdadera traducción de la escritura inconsciente que, como sujetos, llevaríamos grabada muy a pesar nuestro transformado en una especie de expediente secreto x. Con la salvedad que aquí la verdad no está afuera, sino que en algún lugar indeterminado, latente, pero al interior.


La banda de moebius: La historia sin fin.

Al momento en que hemos dejado a Freud, el inconsciente ha devenido un concepto sometido a otra lógica, a otro tiempo, a otra dimensión del pensamiento, ubicado en algún lugar inespecífico al interior de nuestra geografía psíquica y desde donde, según un insistente dinamismo, afecta nuestra vida consciente.

Lacan va a releer a este inconsciente freudiano que sin duda nos transmite cierta idea de consistencia y, según he podido leer hasta ahora, intentará quitarle toda referencia sustancial.

De alguna forma, con su consigna del inconsciente estructurado como un lenguaje, dará la posibilidad a los analistas posmodernos de pensar en un inconsciente despojado de la ahora molesta idea de esencia.

Entonces, Lacan va a ocupar lo que tiene más a mano y que son las herramientas teóricas que manejan sus contemporáneos. En especial tomará los últimos avances en lingüística liderados por Jacobson y De Saussure. De ellos y especialmente de este último, extraerá el material para reeditar el inconsciente de su maestro.
Nos planteará que de algún modo el medio ambiente del sujeto es el lenguaje y que éste estaría como encerrado en sus propias frases. Arrojado inexorablemente a deslizarse a través de la cadena significante que lo estructura y le da efectos de sentido. De ello va a tratar su ópera prima “El seminario sobre la carta robada” donde intenta transmitirnos la crucial importancia que juega el orden simbólico en el destino de este sujeto.

Y también es ahí donde habrá que rastrear al inconsciente. En su peculiar modo de repetición dentro de este orden.

Repetición que nos remite a un remake del inconsciente dentro del cual no habrá que ir a buscar las causas y las determinaciones del sujeto en una supuesta profundidad, puesto que el sujeto mismo se produce en la superficie misma del discurso, ni tampoco en la oscuridad de su pasado, sino que en los efectos actuales de este inconsciente que de alguna manera revisa y restaura permanentemente el pasado de este sujeto.

De esta forma asistimos al planteamiento, también revisado y restaurado, del concepto de inconsciente. En este momento lo encontramos en el mismo plano del sujeto, ni adentro ni afuera, ni antes ni después, solo desplegándose como un efecto creativo que se alterna con el sujeto a lo largo de una banda de moebius. Banda que debido a una torsión especial de la cinta conecta sus bordes interior y exterior logrando un movimiento continuo que alterna sus caras en un único e infinito recorrido de un solo borde:

“Los he conducido por mis enunciaciones precedentes al hecho que se trata de erigir en su unidad de que el significante es corte, y ese sujeto y su estructura, se trata de hacerlo depender de esto, eso es posible en lo que les pido que admitan -y me sigan al menos por un tiempo- que el sujeto tiene la estructura de la superficie al menos definida topológicamente. Se trata entonces de comprender, y no es difícil, cómo el corte engendra la superficie. Es esto lo que he empezado a ejemplificar para ustedes el día en que, enviándoles como otros tantos volantes en no sé que juego mis superficies de Moebius....”[4]

Cruzado por la marca de su época, este nuevo tiempo del inconsciente actualiza una vez más el concepto. En palabras de J. D. Nasio, el panorama que se abre es este: “Ahora bien, y este es el punto difícil de formular correctamente, lo inconsciente existe, sí, pero en acto. Lo inconsciente no es un depósito virtual o latente de representaciones reprimidas, sino que está ahí, producido, realizado puntualmente en la falla de un enunciado o en una palabra singular...”[5]

Definido de esta forma estamos preparados para una última analogía.


The Matrix: El inconsciente de los hermanos Wachowski.

Hemos visto que con Lacan se han visto derribados varios mitos acerca del anterior concepto de inconsciente. Se le despojó de su buscada esencia, de su función de depósito de una verdad última, de su localización espacial, de cualquier atisbo de causalidad, etc., para ser presentado como un accidente que interrumpe cierta continuidad del discurso de un sujeto y que irrumpe provocándole su producción y, en el mejor de los casos, un acto de creación.
Este es el inconsciente que los hermanos Wachowski llevan, según mi propuesta, a la pantalla grande. Desde este punto de vista Matrix puede ser vista como el despliegue del concepto llevado al extremo. Una metáfora informática que nos muestra la posibilidad de pensar al aparato psíquico en el contexto de la posmodernidad. Como siempre, el escenario configura las posibilidades de la representación.

El film nos muestra a Thomas Anderson alias Neo (One, “el escogido”) al cual de pronto le surge la imprevista sospecha de que su vida podría perfectamente ser un sueño, un evento irreal. Este es el punto de partida para una serie de encuentros que le llevaran a conocer a un extraño personaje; Morpheus, quién junto a Trinity, una atractiva femme fatale cibernética, le darán las pistas necesarias para ver confirmada su intuición: El mundo que lo rodea no es más que una realidad construida dentro de la Matrix, un megaprograma que es capaz de replicar digitalmente todo el mundo humano tal como era antes de que las máquinas tomaran el control. Entonces, se le ofrece escoger entre seguir viviendo engañado, en la seguridad y comodidad de un mundo virtual o tomar la pastilla roja y despertar a una realidad detrás de la apariencia donde un grupo de humanos sobrevivientes en la ciudad de Sión, lucha por mantenerse fuera del control de la Matrix y su plan de dominio completo de la humanidad con el fin de ser usada como fuente energética. Obviamente escoge despertar.

Imaginemos por un momento esta matriz virtual, the Matrix. Se nos dice que es un programa lo que implica que esta creado a partir de un lenguaje, un lenguaje binario para ser más exacto, cuya combinación da los límites para todo lo que se pueda crear. Fuera de este registro nada puede existir en Matrix. Nada que pueda ser reconocido como existente al menos...¿No nos parece sospechosamente familiar a lo que Lacan denomina su registro simbólico? Por ahora sigamos al conejo.

Por otro lado, también tenemos una serie de personajes construidos sobre la base de una imagen confeccionada a partir de pixeles y que sin dudarlo mucho podemos hacer coincidir con una especie de registro imaginario virtual. Responsable, entonces, de que podamos tener en este mundo un edificio, una mesa, una chica que se pasea por la calle llevando un vestido rojo, etc. Todos ellos formando parte del engaño en que se nos mantiene: relación especular, de tu a tu, alienada, atrapada dentro de una ilusión creada basándose en impulsos electroquímicos. “Nada de esto es real, solo está en tu mente”, revela uno de los personajes.

También podemos encontrar un registro de lo Real. Para ilustrarlo es necesario retener solo la primera media hora del film. El momento justo antes que Neo comience a sentir los efectos de la pastilla roja. Cuando lo Real se intuye fuera de la Matrix, más allá, conectado a una línea telefónica convencional que sirve de contacto con sus intromisiones. Los mensajes enviados por Morpheus en clave DOS a través de la pantalla del ordenador del protagonista, los primeros y extraños momentos antes de que se entienda algo de lo que pasa, antes de entender porque una chica vestida de negro puede moverse de esa forma...etc...

Y, por supuesto, sin quien esto sería una monografía de otro tema, el inconsciente. Un error en la Matrix, un deja vu, un lapsus informático, un Mr. Smith, un spy ware intermitente, irrumpiendo sorpresivamente en la superficie de la esta matriz virtual y vulnerando la continuidad ininterrumpida del programa.

Este error en la Matrix incluso va más allá de lo individual, es un efecto de superficie, ni siquiera es un virus, sino que algún desfallecimiento, alguna perturbación de la continuidad del texto virtual. No viene del pasado ni del futuro, solo irrumpe, se produce durante el transcurso de una escena y produce algo nuevo, algo cambia necesariamente luego de su irrupción, algo que solo los que saben mirar pueden notar como una alteración en la red de configuración...

Entonces el inconsciente a fines de los 90´s, acorde con la época, podría ser analogado con esta alteración en la red programática, alteración de un sistema que estructura todo un mundo que se rige según sus leyes, pero que como todo lenguaje no puede dar cuenta de todo. En la Matrix hay fisuras y Neo está ahí para denunciarlas y combatirlas.

También Matrix es una metáfora de un aparato psíquico que va más allá del individuo. Estructurado según una matriz simbólica que edita todo lo que aparece en el nivel de nuestra existencia, pero que desfallece en los momentos en que se entromete una falla, un error en su continuidad, momentos en que se produce el inconsciente y que deja al descubierto una irrupción de lo Real. Claro que de algun modo se podría pensar que tomando la pastilla roja uno tendría la posibilidad de encontrarse con lo latente, con nuestros deseos inconscientes, con el inconsciente propiamente tal, pero sabemos que nuestro destino, por pesimista que suene, tiene la desventaja de nunca ser capaz de traspasar los límites de la Matrix...Eso según Lacan, no para los hermanos místicos Wachowski.


A modo de conclusión.

El itinerario del inconsciente, el tiempo histórico del concepto, seguirá estrenando un nuevo remake cada vez que sea necesario pensarlo desde la época al interior de la cual se está intentando reflejar.

De Freud a los hermanos Wachowski podría llamarse a este tramo de la filmografía sobre el inconsciente. Sin duda pueden haber otros, pero para el psicoanálisis siempre partirá por el maestro vienés, punto de referencia obligado para cineastas-analistas que han tomado su nombre de aquel primer legado continuamente revisitado al modo en que se hace con los hermanos Lumiere en el celuloide.

Porque si bien el tiempo no representa nada para el inconsciente, para sus leyes, el concepto en sí mismo esta íntimamente ligado y retraducido por el de la historia, por el del contexto dentro del cual se expresan sus manifestaciones.

Manifestaciones que según la década de estreno tomará la forma de una “conciencia segunda” , un jeroglifo, un block mágico, un deja vu virtual, una falla digital, un error en la Matrix. Siempre en continua reformulación. Movimiento continuo que nos deja siempre pendientes y expectantes de lo que será la siguiente versión...


Bibliografía.

- Freud, Sigmund. Obras completas de Sigmund Freud. Estándar Edition. CD Rom.

- La Interpretación de los Sueños.
- Notas sobre la Pizarra Mágica.
- Lo Inconsciente.

- Lacan, Jacques. Versión Obras Completas CD ROM.

- Seminario 3. Las Psicosis.

- Seminario 9. La Identificación.

- Nasio, J. David. El Inconsciente es un Nudo entre Analista y Paciente.
Ed. Nueva Visión, 1994. B. Aires.

- Contribución al Análisis del Concepto de Inconsciente en la obra de Sigmund Freud. Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile. Dep. de Psicología.

[1] “Contribución al Análisis del concepto de Inconsciente en la obra de Sigmund Freud”
[2] “Nota sobre la pizarra mágica” (1925).
[3] Ibid anterior.
[4] Jacques Lacan. Seminario 9: La Identificación. Clase 22.
[5] J. D. Nasio. El Inconsciente es un nudo entre analista y paciente.

¿Porqué no logramos, aún, parar a la Ciencia ? Autor: Pablo Grosz

Monografía: ¿Porqué no logramos, aún, parar a la Ciencia ? (extracto)

"En el lugar de encuentro del temible poder de la elocuencia y de la lógica de lo verosímil se sitúa una retórica vigilada por la filosofía" (Ricoeur 1980, p.21).

I. Introducción

Dios en el génesis preguntó a Adán, luego que comiese del árbol del saber del bien y del mal (Etz haDaat Tov veRaha;ﬠרּוּ בּוּטּ תּﬠדּהּ צּﬠ[1]) : “Adán dónde estás”, Martín Buber (Buber, M. 1960) reflexiona sobre esta pregunta, ¿acaso Dios no sabe dónde está Adán, y debe preguntárselo? Puesto que el Dios bíblico es omnisciente deducimos que la interrogante es entonces para Adán, es para que él se pregunte donde está después de que comió del árbol del conocimiento, del que le estaba vedado, el árbol de la Ciencia. Y como nos lo dice Buber, esta pregunta del Génesis es para que Adán, -en hebreo Adam, (hombre), y los hijos del hombre (bnei adam) la humanidad, se pregunten en cada época dónde está el hombre individual y la humanidad. Pregunta que está presente por el hecho de existir el Otro, aquí Dios, mas no es una interrogante sólo para creyentes, alude a la responsabilidad, la que Jonas (Jonas, H.; 1995); argumenta tiene el ser humano para con el pasado de la naturaleza, cuya herencia somos. Es una pregunta ética.

Por otra parte, es pensamiento de quien escribe aquí que desde una perspectiva ética, no puede culparse al hombre ingenuo aún, por haber comido allí del árbol prohibido; hay un argumento al menos para disculparlo, además de los que Ricoeur destaca en su crítica al concepto trágico agustino del Pecado Original (Riccoeur, 1976): todo le estaba permitido de comer en el jardín del paraíso, sólo de un árbol se le prohibió, mas es ley que cada cual sabe, que instaurada la prohibición aparece el deseo, ¿acaso no sabía Dios, que así se lo había tentado y su deseo se ordenaba en torno a ese único “árbol” prohibido?. No es culpable entonces, pues de esa trampa no se puede salir, no hay libertad[2]. Por eso se trata más bien, de asumir la responsabilidad, y de forzarse a salir de la ingenuidad e inocencia de Adán y Eva. Adán hoy sabe sobre su deseo, ha adquirido grados de libertad sobre lo que pueda hacer con él, pero no la libertad de no desear. En esta era se nos está revelando el lenguaje en coincidencia con los avances sin freno de la ciencia, tal vez nos sirva de brújula para evitar la aplicación obligada de todo conocimiento; es la trampa de la tentación que se inscribe junto con lo prohibido en la trasgresión de la bomba atómica; en la clonación, en la modificación de las especies; en lo que aún es insospechable. Este es el árbol prohibido para Adán en nuestra época, y ya hemos comido de él, nos dicen como la serpiente : “miren, ya lo hicimos y no nos pasó nada”, incluso las primeras voces que incitan a realizar clonaciones humanas, han provenido de científicos que han anunciado falsamente haber logrado clonaciones, palabra de la víbora que incita y tienta a otros a realizarlas.

Al la respuesta existencial de Buber, sobre la pregunta al hombre por su ubicación y lugar actual, agregamos aquí entonces, que la metáfora bíblica alude a la Ciencia, que la pregunta a la que nos induce es adonde la Ciencia nos lleva[3]: Adán y Eva no pudieron no comer de la Ciencia. Adán se esconde y es allí que el saber reina, el deseo de saber domina. Saber la fruta del árbol del conocimiento del bien y del mal, también el idioma español nos da pistas confirmativas: el saber como conocimiento asociado a esta imposibilidad de dejar de saber y de comer; sabemos, gustamos de la ciencia y comemos su aplicación.

Tal vez nunca antes había tenido el hombre la oportunidad de ver tan claro, que la ciencia nos conduce a la “expulsión”, esta vez por destrucción del paraíso terrenal, ni tan claro fue que el Saber combinado con el discurso científico nos dirige en la caída del paraíso mismo, presentificada en el progresivo deterioro del planeta y en la diaria no conservación de la herencia biológica; en la “tremenda vulnerabilidad de la naturaleza sometida a la intervención técnica del hombre (...) la naturaleza de la acción humana ha cambiado de ipso” (Jonas,1995; p.33). La mortalidad era la consecuencia-castigo para Adán y Eva, empero, junto con ello el comer del árbol de la vida que podría otorgar el saber de la vida eterna[4], lo que la ciencia promete cuando nos arriesga a la muerte de la biodiversidad sobre el mundo. Paradójicamente en esta era el mundo se nos puede aparecer como el paraíso, cuando los indicadores ecológicos - no los sesgados con el pro “desarrollo” económico, sino con el justo sesgo subjetivo del riesgo probable-, ahora que está cayéndose y que estamos a punto de perderlo.

El discurso de la ciencia calla otras voces: ¿No nos dice acaso que esas predicciones catastróficas son subjetivas y no objetivas?. La caída del planeta en un ciclo probable de deterioro ecológico, es posible porque la ciencia silencia eficientemente los discursos que la frenarían. El ilegitimo vástago de la buena ciencia, como lo ve Apel y lo expresa Escríbar, “el cientificismo de que la objetividad de la ciencia es el único posible, que esa neutralidad supone la neutralidad axiológica, y que –en último término- la razón técnica agota la racionalidad” (Escríbar, 2004, p.106) aplaca a la ética pues ella a diferencia, se desenvolvería, según tales argumentos “objetivos” en el ámbito de la irracionalidad emotiva. Concordante con esta evaluación, Jesús Conill en conferencia sobre la “Ética de la economía y de la empresa en el horizonte de la globalización” (Conil, 2006) nos advertía sobre la pretendida neutralidad de la ciencia, lo que constituye una enmascarada desaxologización; esta es otra operación del discurso científico cuyos verbos hemos venido conjugando en occidente, la eliminación de los valores, no sin relación con las consecuencias sobre el cielo y la tierra, reales y metafóricos. Con estas herramientas poderosísimas se neutraliza nuestra capacidad de inhibir a la ciencia.

Los trozos del génesis mencionados, a diferencia del párrafo de Antígona[5] citado por Jonas como ejemplo de que en la antigüedad no se sospechaba de la responsabilidad que el hombre tendría de su acción sobre la naturaleza, nos muestra que si bien no como sospecha ni como conciencia, la responsabilidad del hombre sobre el cambio de la naturaleza de la vida estaba dicha en la metáfora del mito de Adán y Eva y el fruto prohibido (Jonas, Ibíd., pp 25-26).
Un enigma nos acompaña desde el comienzo de los tiempos: El Saber está en el lenguaje, a él ha recurrido el filósofo, amante del saber, ya sea deliberadamente, y sin conciencia, así como el exegeta bíblico; hoy en la hermenéutica moderna es un hecho ineludible.¿Qué nos puede reconducir para llevar a la vida indefinida de la biodiversidad sobre el planeta y no a la explotación sin retorno ecológico, a la explosión literal o la muerte de él?, en esta dirección planteo la pregunta que conduce el hilo de la presente investigación en la forma que atañe al Discurso: ¿Cuál es el cambio de status habido en el discurso del saber, y cuál el que ahora precisamos para conducir a la ciencia?.


II. Metodología, Marco teórico y norte: Dirección de la indagación sobre la pregunta acerca del discurso de la ciencia

Nos orientará tener en cuenta la reflexión de Jonas de que “ciertos desarrollos de nuestro poder han modificado el carácter de la acción humana” (Ibíd, pp.23) luego de mostrar como las éticas habidas con anterioridad quedaron obsoletas pues suponían tres ideas, -las que no son ya verdad-, que resumimos en:
1. La condición humana permanece fija de una vez y para siempre
2. Sobre esas bases es posible determinar con claridad el bien humano
3. La responsabilidad humana está estrictamente delimitada.
y en particular la idea que formula como “lo ya creado exige siempre su nueva capacidad inventiva para su conservación y ulterior desarrollo, recompensándola con su éxito aumentado que, a su vez, contribuye a que surja aquella imperiosa exigencia (...) Feedback positivo de necesidad funcional” (Ibíd pp. 36-37). Esta alusión a eso imparable de la técnica, de la cual ha señalado que lo que la Ciencia descubre la técnica lo aplica inexorablemente.
Sin embargo el camino que nos orienta difiere en un aspecto fundamental del que hasta ahora he encontrado en Jonas. Si bien es verdadera su propuesta acerca de que el homo faber se adelanta al homo sapiens, pues el hombre ha actuado con la técnica y luego ha pensado en las consecuencias, asunto que en nuestra era de intervención sobre los elementos constituyentes de la naturaleza, será pernicioso para la biodiversidad. Y Además, siendo que el imperativo Jonasiano es un freno deseable: “obra de tal modo que los efectos de tu acción sean compatibles con la permanencia de una vida human auténtica en la tierra” o en su versión negativa: “obra de tal modo que los efectos de tu acción no sean destructivos para la futura posibilidad de esta vida”, o “No pongas en peligro las condiciones de continuidad indefinida de la Humanidad en la Tierra” (Ibíd.,p. 40). Aún así existe diferencia en el camino que intento nos conduzca, se refiere a la atribución de Jonas al hombre, faber y sapiens, que obran en pos de la tecnología el papel protagónico, citábamos “la ampliación del poder del hombre sobrepasa en prestigio a todo lo demás, que pertenece a su plenitud humana”; pues dudo de que el hombre tenga el poder.
Aún cuando aclara Jonas que no somos nosotros sino un “actor colectivo y el acto colectivo, no el actor individual y el acto individual”(Ibíd., p.37), marcaremos una lectura diferente: seguir las huellas del o los pensamientos de oponer a estas acciones al discurso científico, él el que dirige nuestra historia y es responsable del lugar del saber como dominio, saber que poco tiene que ver con saber sobre el bien del hombre, pues el hombre sería su instrumento, su súbdito, su esclavo. El bien sobre el que sí nos advertía la metáfora del árbol del conocimiento es: el paraíso, hoy el de la biodiversidad. De este modo Heidegger en el presente trabajo nos guía mejor en el aspecto referente al poder y al dominio del discurso científico con sus escritos acerca de la técnica, pues tal como Heidegger dice, según la lectura que de él hace Jorge Acevedo de Serenidad, la técnica esencialmente interpretada no está en las manos del hombre y lo cita así: “ningún individuo –afirma nuestro pensador-, ningún grupo humano, ninguna comisión de estadistas, investigadores y técnicos, por más importantes que sean, ninguna conferencia de personalidades directivas de la economía y de la industria es capaz de frenar el curso histórico de la época atómica, ninguna organización solamente humana está en condiciones de lograr el dominio sobre esta época[6]” (Heidegger; 1960, p. 358; en Acevedo, 2003 p.97); precisamente señala la alienación en la que nos encontramos pues “no conocemos metas y somos sólo la marcha” (Heidegger, M.; en Acevedo, 1999)[7], y entonces el poder no está en el hombre ni en los poderes económicos, “ya sólo un Dios puede salvarnos” (Heidegger,1966, págs. 186-187). Puesto que lo único que sabemos de Dios, radica en letras, en ellas guiaré esta investigación.

Trataré de seguir el sendero del saber, en algunos hitos que den cuenta de su status diferencial en un par de momentos históricos y/o míticos, tomado su lugar en Sócrates y en Aristóteles; revisando a su vez momentos históricos de la estructura y valoración de la metáfora y en ellos su eventual relación con los valores que la Ciencia occidental anula, y con la subjetividad aplacada por su discurso. Intentaremos avanzar a partir de la pregunta de cómo el discurso de la Ciencia actúa de modo que “nadie pueda pararlo”; para ello Aristóteles y Ricoeur serán tomados como teorías a considerar críticamente, como expositores ejemplares de sus momentos cognitivos, junto con aportes muy puntuales de la crítica y análisis de enfoque psicoanálisis freudiano-lacaniano por su anclaje lingüístico. Heidegger y Jonas son nortes de nuestra pregunta pero no nos llevaremos a sus caminos para la indagación; por necesitar para ello una elaboración que sobrepasa los límites para el autor de esta monografía


Atención : para obtener el texto completo, contactarse con pablogrosz@yahoo.es

Bibliografía
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[1] La traducción y la fonética es libre y del autor
[2] Ya Aristóteles antes de escribir sobre la virtud, debió previamente aclarar que sólo habiendo libertad, cobra sentido la virtud, así en el animal no puede haber lugar para ella.
[3] Escribiendo “מדא” Adam al revés, inscribimos אדמ, su fonética es madá, que es ciencia . עדמ es la escritura correcta para ciencia, siendo que la letra muda ע (ahin) sustituye a la también muda א (aleph), recordemos que las vocales no se escriben en hebreo. Ciencia el reverso del hombre, podemos interpretar en coincidencia con lo que la ciencia es en la realidad. Podríamos ensayar otras como que las ciencia tiende a dejar al hombre al revés de lo que era: es el hombre para la ciencia, en vez de que la ciencia sea para el hombre, un modo de enunciar un dilema de la bioética. Asumimos el riesgo de lectura que las letras nos sugieren, pues no obligan.
[4] “(...) ve hata pen ishlaj iado velakaj gam mhetz hajaim ve hajal ve jai le holam”; (Génesis; 3, 22); la traducción libre del autor de esta monografía es: ... y ahora no sea que alcance con su mano y tome también del árbol de la vida y coma y viva eternamente.
[5] Jonas cita los versos del coro de la Antígona de Sófocles, una oda al hombre, pero que dejaría traslucir tras su poder y desafío a la naturaleza “ a pesar de su ilimitada capacidad de invención, es todavía pequeño en relación a sus elementos (...) todas las libertades que el hombre se toma con los moradores de la tierra, de el mar la tierra y el aire, deja inalterada la envolvente naturaleza de sus ámbitos, e intacta su capacidad productiva” (Jonas; Ibíd., pp27). Cito un trozo de muestra: “ Y el lenguaje adquirió y pensamiento/ veloz como el viento y costumbres/ de civil convivencia y a huir aprendió/ de la helada lluvia./ Infinitos son los recursos con que afronta el futuro, más de Hades no escapará, por más / que sepa a dolencias graves/ sustraerse. (Idem; pp25-26)
[6] Además de la referencia bibliográfica formal puede encontrarse la misma versión castellana de Yves Zimmermann, publicada por Ediciones del Serbal, Barcelona, 1994 en : www.personales.ciudad.com.ar/M_Heidegger/serenidad.htm
[7] Heidegger, M. GA, Bd 13 p27. En Acevedo, J. 1999.